jueves, 4 de noviembre de 2010


Calaveritas de precandidatos
Cuatro jinetes cabalgan
sin ser del Apocalipsis
mucha lana despilfarran
a pesar de esta crisis.

Una en caballo rosado,
otro en potranco de rancho,
uno más en cuaco alzado
y el más pequeño en pony ancho.

Le hacen al hechicero
al esfumar sus errores,
pero por su cochinero
sufrirán muchos calores.

Ahí viene la Calavera,
en silencio y enojada,
está afilando su estaca
para quien hace propaganda.

Armando ora al Salvador
que no lo encuentre la Muerte,
pero ya está en el asador
cociéndose suavemente.

René propuso a la Flaca
darle un pequeño soborno,
pero Ella subió a su barca
a la triste estrella porno.

Marcos entregó dinero
y promesas a la Huesuda
ni así escapó del averno
pues la Dama nunca duda.

Rosa prepara tambache
para salir en un viaje,
la esperan en un gran bache
con la Muerte como paje.

Ya se fueron los políticos,
perdieron todo su encanto,
ahora son seres tétricos
viviendo en el camposanto.


Calaverita a “el Puchas”
Dicen en el Congreso federal
que Víctor Castro gana un dineral
mentándole la madre al presidente
y haciéndole desmanes con su gente.

Ya no aguantan a este pandillero
quien se siente un Guevara guerrillero,
los diputados claman desafuero
para así sacarlo del gallinero.

Llegó la Flaca por el diputado
para al infierno llevárselo atado,
el pase de salida fue aprobado
después de devolverles lo robado.


Calaverita a la UABCS
La Calaca triste
carga un ataúd,
¡Uni ya te moriste!
te faltó salud.

Manos asesinas
de la misma casa,
pedían piscinas
y hoy no tienen plaza.

Están en prisión,
arderán en brasas,
no habrá compasión
para estos transas.


Calaverita a la mina
Empresas y ecologistas
inician una lucha,
la Muerte se pone trucha
por el lid de ambientalistas.

¿Quiénes dicen la verdad?
¿De que lado está la rapiña?
¿Se destruirá la campiña?
¿Cuál de ellos tiene integridad?

A la Pelona no le apura
quiénes terminen ganando,
pues al fin que caminando
todos van a la sepultura.


Calaverita a la tecnología
La Muerte se moderniza,
todos en su lista estamos,
con un clic nos martiriza,
ya ni en la red nos salvamos.

Dejó su reloj de arena
por un suizo digital,
se optimiza en la faena
con puntualidad mortal.

Busca con GPS a su presa
y nadie escapa del daño,
en un tris la deja tiesa
aunque se esconda en el baño.