viernes, 27 de diciembre de 2013

Nota y foto del Día de los Inocentes, 28 de diciembre de 2013

Prohíbe Congreso local la difusión de canciones racistas

Gerardo Ceja García

Influenciados por el cambio de nombre del pastelillo “Negrito” a “Nito”, en sesión extraordinaria, la Comisión de Derechos Humano, encabezada por Juan Alberto Federico Valdivia Alvarado, Arturo Torres Ledesma y Carlos Castro Ceseña, y la de Derechos Humanos, integrada por Edith Aguilar Villavicencio, Jisela Paes Martínez y Guadalupe Olay Davis, propusieron una iniciativa con proyecto de ley para prohibir la difusión, interpretación y venta de canciones racistas en el estado de Baja California Sur.

La razón es para evitar que niños y jóvenes refuercen estereotipos que pudieran generar algún tipo de discriminación, principalmente contra la gente de color.

La iniciativa, que fue aprobada por mayoría, prohíbe cinco canciones de tono racista: “El Negrito Sandía”, “Negrito Bailarín”, “La Negra Tomasa”, “El Negro José” y “(Negrita) Cucurumbé”.

En la exposición de motivos, los diputados señalaron que dichas canciones provocan menosprecio porque hace énfasis en el color de la piel y no en las cualidades y bondades de los personajes a los que se refiere. “Son estereotipos que han marcado a generaciones quienes creen que todas las personas de color son malhabladas, perezosas, caníbales, seres del inframundo y no estar conforme con su tono de piel”, explicaron los legisladores.

Y es que, de acuerdo con los autores de la iniciativa, cada una de las canciones tiene elementos que denigran a estas personas. Ejemplificaron con algunas estrofas: “… al aprender a hablar, salió más deslenguado que un perico de arrabal”; “Hey amigo, lo compré para ve' bailar a uste', ¡perezoso mueva los pies!”; “Esa negra linda que me tiene loco que me come poquito a poco”; “Eres diablo pero amigo Negro José” y “Quería ser blanca como la luna, como la espuma que tiene el mar”.

Se contemplan penas de tres meses a un año de prisión.

Los responsables de las comisiones agradecieron el apoyo de todos los legisladores a esta iniciativa, pues reconocieron que a pesar del receso por las fiestas decembrinas ningún diputado faltó a esta histórica sesión celebrada el 28 de diciembre, Día de los Inocentes.

El exalcalde y exdiputado federal, Víctor Castro Cosío, incursionó en el negocio de la panadería. Rodeado de sus más cercanos amigos, entre ellos la reina Isabel II, inauguró su local en donde ofrece los mejores panes de la ciudad. La ubicación del negocio está en la calle Día de los Inocentes. (Gerardo Ceja García)

sábado, 9 de noviembre de 2013

Breve historia urbana de los pueblos y ciudades de Baja California Sur

Un colectivo con diferentes especialidades que trabaja la Historia Urbana en el Centros de Documentación de Historia Económica y Política de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (CEDOHEP-UABCS) ha iniciado una serie de artículos de divulgación los cuales se publicarán en las páginas del periódico El Sudcaliforniano.
Desde este blog el material se podrá consultar y descargar en PDF. También se recomienda su difusión, porque bien vale la pena que se conozca el trabajo de tan destacado grupo de investigadores.
El siguiente enlace lo llevará al material hasta ahora publicado. Muchas gracias
https://drive.google.com/folderview?id=0BxYWdR7T4Rp0VWl0T3FFU2pJQ3M&usp=sharing

Gerardo Ceja García
Editor




viernes, 1 de noviembre de 2013

CALAVERITAS FINANCIERAS 2013

Dibujo de Julio Mejía.
Nota:
 El personaje de la calaverita “Aumento al transporte urbano” es distinto al que se publicó en la edición impresa de Agenda Empresarial del periódico El Sudcaliforniano ya que se sugirió modificarlo. Aquí se presenta la versión original.

Considero que el lenguaje del trabajo es apropiado al estilo literario que se escribe, pero si la persona aludida se siente ofendida no dudaré en retirar el verso.

Respetuosamente
Gerardo Ceja García
Autor
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NUEVO IVA

Sube el IVA en el estado,
hoy todo será más caro;
“¡las Cámaras pagarán
y en el infierno arderán!”,
dijo así la fiel Calaca
clavándoles dura estaca.

AUMENTO AL TRANSPORTE URBANO

Prometió mejor transporte
por ello sube el importe;
meses y meses pasaron
y las cosas no cambiaron.
Aquí yace la alcaldesa,
está muy fría y tiesa,
la Muerte no le dio chance
y la enterró en un bache.

PROFESORES CAROS

Los maestros disidentes
tienen cuentas pendïentes,
por bloqueos y plantones
no laboran los huevones;
enojada ya la Parca
en un bote los embarca,
directo van al averno
sin su cheque de gobierno.

BANQUEROS CODICIOSOS

Ya Condusef y la Huesuda
pactan, sin ninguna  duda,
llevar a profundos pozos
a banqueros ambiciosos;
Lupita, la delegada
y América, su allegada,
mujeres de gran encanto,
los mandan al camposanto.

SERVICIO DE TELÉFONOS MÓVILES

La Flaca estaba enojada
pues su “cel” tono no daba,
pidió atención urgente
por ser una buena cliente,
y aunque mucho gritaba
a nadie ahí le importaba;
no esperó hasta mañana
y los cortó con su guadaña.

domingo, 3 de marzo de 2013

Breve historia de los pueblos mineros de Baja California Sur

Esta serie de la “Breve historia de los pueblos mineros de Baja California Sur” es un proyecto de la Red de Egresados de Historia de la UABCS y la Escuela Normal Superior, que se publica en forma impresa en el periódico El Sudcaliforniano, de La Paz, B. C. S.

Los archivos digitales disponibles en PDF pueden bajarse en el siguiente enlace:
Gracias por su visita y la difusión de este trabajo

Gerardo Ceja García
Editor







Entrevista aclaratoria

Máximo Rubio Ruiz, primer profesor en Guerrero Negro

Gilberto Piñeda Bañuelos

En 1951, Máximo Rubio Ruíz se casó con Margarita Verdugo Meza, que son los padres de Benjamín, Ulises, Gloria, Máximo, Roberto Reynaldo, Reina Olivia, Diana y Rommel (q.e.p.d).  En 1956, cómo fundador de la escuela primaria “Amado Nervo”, fue el primer profesor del recién poblado de Guerrero Negro;  pero también, cuatro días después de llegar a Guerrero Negro, fue el primero en organizar las festividades del 15 y 16 de septiembre y el primero en dar el “grito” de independencia;  al ser el primero que operó un proyector para películas, fue entonces, el primer “cácaro” de Guerrero Negro  y el primer organizador de las festividades del aniversario de la Revolución, el 20 de noviembre.
Para aclarar un error involuntario que cometimos en el artículo  de historia contemporánea y moderna “Guerrero Negro, un pequeño recorrido por su historia”, signado por Bianca Guadalupe Rodríguez Quiñones y Gilberto Piñeda Bañuelos (colaborador), publicado el 2 de julio de 2013 en el periódico El Sudcaliforniano, donde se mencionó al profesor Marcelo Rubio Ruíz, hermano de Máximo,  como primer profesor de Guerrero Negro, tal como aparece en la cronología de www.guerreronegro.org, enseguida vamos a dar la voz al profesor Máximo Rubio Ruíz que ha quedado como registro, después de una entrevista que le hicimos el lunes 8 de julio de 2013, para  la Red de Egresados de Historia de la Universidad Autónoma de Baja California Sur y de la Escuela Normal Superior, y del Centro de Documentación de Historia Económica y Política de Baja California Sur.
Lo que sigue, es el testimonio en versión escrita  de la voz del profesor Máximo Rubio Ruiz, como una parte de la entrevista:
“Yo nací en el mineral de Santa Rosalía B.C.Sur (se sacaba el cobre en ese  tiempo), el 4 de agosto de 1930, “El Boleo” existía todavía… es más, yo tengo una serie de monografías sobre poblados de  B. C. Sur, entre ellos están, Santa Rosalía y Guererro Negro;  mis padres fueron  Miguel Rubio Gutiérrez y Manuela Ruiz García, finados; mi padre era de Sinaloa y mi madre de aquí de la Ribera, mis hermanos  fueron  Miguel, Manuel, Magdalena, Margarita, Manuela, Mario, Marcelo, Mauro, no sé si se me pasa nadie, han muerto varios, estudie en la escuela “Benito Juárez”, la primaria de ahí en Santa Rosalía, la escuela primaria artículo  123, de los trabajadores,  la primaria… y la secundaria, hasta principios de tercero de secundaria, de ahí nos venimos aquí a La Paz… vine a terminar la secundaria aquí frente a la plaza…en la secundaria Morelos, donde está  el Cheve and Music ahora, y eran seis años, de primero a sexto… de modo que era secundaria y Normal, estaba todo junto, quien iba a ir a México le daban certificado y los que seguíamos… seguíamos  a cuarto año, a quinto y a sexto, que era la Normal, ahí la hice yo, que se llamó a Escuela Normal  Urbana de La Paz,  después se le puso Escuela Normal Urbana  “Profesor Domingo Carballo Félix” y después  se llamó Benemérita Escuela Normal Urbana…
Yo egresé en 1949, fui como la tercera generación… [antes, la normal] estaba en San Ignacio, después se vinieron… varios, entre ellos Mario mi hermano venía en ese grupo…  la primera generación fueron dos o tres, no más, la segunda eran como diez, la tercera, la de nosotros fueron como 25… mis compañeros [fueron, entre otros] Octavio Arce Mayoral,  Juan Espinoza Arce, Alberto Rochín Perez, Eduardo Medellín Perete, Rodolfo Lucero Tamayo, José Refugio Avilés; de  mujeres, se formó en ese tiempo el ciclo de educadoras, en el 49 terminó la primera generación de educadoras, estaba Esthela Lizardi, Victoria, la esposa del profesor de educación física, Laura Cota Aguirre, Eutropia González, Severiana Nuñez, Raquel  Castro… Dolores Barrera, estudió ya grande ella, terminó en la primera generación del 49… Beatríz Navarro Ojeda, que vivía por  acá en el malecón… Mis maestros fueron en aquel tiempo en la secundaria que estuve [nomás] unos meses, fueron el doctor  Antonio Carrillo, el doctor Francisco Cardoza Carballo, Humberto Muñoz Zazueta,  los Torre Iglesias, Manuel y José, el Licenciado y el Doctor; también estuvo  Fernando Moreno, de Educación Física; [el profesor] Fernández de Educación Física; Salome Trasviña era de talleres;  y en la Normal estuvo de maestro Benito Beltrán, Juan Jiménez García,  Don Domingo Carballo fueron maestros de nosotros y los Torre [Iglesias] también en la Normal; la profesora Lupita Macías y otra maestra que vivía por el malecón, Isabel Macías de Calderón, maestra de Técnica… pero el mejor maestro que tuve, que con mucho amor lo recuerdo por el acervo que nos legó, es al Licenciado  Manuel Torres Iglesias,  y en la cuestión pedagógica, a Juan Jiménez García de Técnica de la Enseñanza… Cuando yo salí de la Normal en el 49, me enfrenté a la realidad, me fui a Caduaño, después pasé   a Miraflores… y en Miraflores estuve como dos años y de ahí me fui a Guererro Negro…”
Aquí inicia una de las tantas  historias de Guerrero Negro. Seguimos con la voz del profesor Maximo:
“Yo estaba trabajando en Miraflores, Baja California Sur  en 1956 y recibí un telegrama de la inspección  de la zona que estaba su cabecera  en San José del Cabo (donde me proponían) cuanto tocaría de sueldo y prestaciones en Guerrero Negro;  que si aceptaba, yo dije… sí,  cómo no, consulte con mi esposa y  pues vamos…   Y el 11 de septiembre de 1956 aterrizó el bimotor en Guerrero negro en la salina como a eso de 7 de la tarde ya estaba queriendo obscurecer, [antes] en Santa Rosalía me estaba esperando el avión en Cahanía para llevarme a Guerrero [Negro];  inmediatamente me llevaron a las oficinas, con el jefe, el jefe mayor,  con el gerente, el señor Mc Carthy… Ya presenté mis credenciales, etc. Etcétera…  la primera orden que me dio él [fue] que preparara algo para el 15 de septiembre. Es más dijo, aquí tiene avioneta, tiene avión  para que vaya a Ensenada a  comprar todo lo que necesite.. y sí… y dije.. hay que...no conozco a nadie, como le voy a hacer… entonces  Guerrero Negro en aquel tiempo eran dos hileras de carpas de esas usadas en la  guerra mundial  y había una calle, una calle al lado de las carpas… esa era la calle principal donde vivían las familias, dije,  muy temprano el día doce, [voy] a visitar los carpas para levantar el censo escolar,  en aquel tiempo levantábamos un censo antes de iniciar en septiembre, así se usaba… y de paso preguntar si sabía alguien que supiera cantar o bailar o algo… y entonces así fui formando el programa; entonces,  fui a los colectivos donde estaban  los solteros,  unos colectivos grandísimos,  también para preguntarles a los señores por la tarde ese día si sabían cantar o tocar un instrumento… nooo!! me sobró material, trios, cuartetos,  había montón con ellos… como no había otra opción para divertirse,  más que cantar, y  gente que declamaba, y encontré un amigo que trabajaba en un circo y luego luego  me dijo, profe yo le ayudo… tuve suerte… No.. y arme el programa cuatro días antes ya para el 15 lo tenía [todo] armado, lo único que me faltó es quien iba a dar el grito… porque en aquel tiempo la autoridad era un pelotón de soldados comandado por un capitán… y pues dije… lo voy a tener que darlo yo, ni modo, me toco dar el primer grito de independencia  ahí en un salón donde comían los trabajadores, una sala grandísima, con unas mesas muy largas… pusimos el templete ahí con las letras,  las bancas largas,   se llenó…todos estaban ávidos de una actividad recreativa… presentamos squetchs, canciones, chamacos declamando, bailando folklore; salió a todo dar,  así que fui el primero que dio el grito de independencia en Guerrero Negro… es un detalle verdad?.
Fui el primero en varias cosas…después me llegó un trabajador ahí preguntándome si sabía manejar los proyectores de cine y me acorde yo, que cuando estaba ya de maestro fuimos a un centro de cooperación en La Paz y vino gente de México y nos enseñaron a proyectar audiovisual, y bueno, le dije vamos a  hacer un ensayo y le dije  tráeme el aparato y sí, exactamente el mismo que habíamos usado en aquel tiempo.. lueguito me acorde como se manejaba lo de la película, bueno listo…ora profe, aquí está… fui el primer operador de películas  en el mismo salón donde había dado el grito… La sala estaba cubierta, ahí todo tenía que estar cubierto,  porque el viento era incesante, y el polvo… un desierto.. una planicie… ahí estuvimos unos dos  tres meses, cada semana, cada  sábado, proyectaba una película que nos mandaban  de Ensenada  y yo era el que… cácaro me gritaban; si se trababa la película “ese cácaro” me gritaban;  de modo que  fui el primer operador de cine también..
Y así, fue… fué dificil por el clima, estuve el ciclo escolar de septiembre a junio… no volví porque me enferme y no pude volver en septiembre de 1957.. pero ya no pude, y estuve enfermo hasta noviembre, y entonces en septiembre me sustituyó un señor, el maestro  Nemesio Fiol que fue el segundo … Yo aquí  lo vi cuando se fue; yá,  le dije, aquí está la llave de mi departamento y los documentos los tiene el Capitán;  era la autoridad porque él firmó como salvaguarda de las instalaciones del ConcertConcert le decíamos a la escuela; esos también lo usaron en la guerra como oficinas de los militares; haz de cuenta un tibor cortado transversalmente… esa era la escuela,  yo tenía como 52 alumnos, los distribuía hasta  el quinto año,  escuela de  un solo maestro, como escuela integral, de modo que ahí trabajábamos,  en ese Concert, pero antes del Concert,  Colectivo le decían también; antes del Concert,  cuando yo llegue eran dos carpas juntas, así era el aula,   por cierto que  el viento  a veces me aventaba el pizarrón que tenía; la campana era un tubo que los chamacos le daban   para llamarlos a clase; antes del Colectivo fui a una casita que había ahí, bien, cubierta; a los pocos meses ya me dieron el Concert… Entonces, eran dos partes, por el otro lado, podía haber otra oficina ahí, la mitad era un solo salón, estaba grande, cabían 52; por cierto, me llegó el carpintero de la compañía para que le diera las especificaciones para hacer  los pupitres, ya le dije como iba a ser y todo. Pues…ahí trabajé... todavía en un rinconcito puse una biblioteca,  ahí mismo en el Concert, para  los trabajadores,  el que quisiera ir a escribir una carta, o a leer; yo llevaba algunos clásicos, [por ejemplo] de Julio Verne, de franceses, y si iban… llevé  la Constitución y cosas asi , la Ley Federal del Trabajo, cosas  que le podían a interesar a un trabajador. (A la escuela)  nunca fueron inspectores; en ese tiempo era difícil el acceso, no había carretera, de modo que hacían muchas horas para llegar a Cachanía… yo llegué en avión y cuando vine a La Paz, fue una vez nomás, en diciembre… fui en avión porque ahí caía el sobrecargasobrecarga le decían al avión, de dos motores era el que llevaba los enseres,  había una tienda que había ahí, donde los trabajadores canjeaban los boletos que les daban… 45 pesos creo que les daban  cada semana, a parte del sueldo… era la única tienda que había… y así transcurrió…
Organizamos en noviembre un desfile cívico, el primer desfile, porque con los trabajadores de la oficina, y los trabajadores del campo, se hicieron dos grupos, dos partidos, cada uno candidateó a una muchacha para reina de la Revolución, o sea de los trabajadores de oficina y los trabajadores del campo,  choferes, carpinteros, mecánicos, estuvo buena  la guerra de los cómputos, ahí hacíamos la compatibilidad del   cómputo;  se vendían a peso, por cierto que nos ganó la de los oficinistas, los que tenían billetes pues, pero todo correcto; hubo carro alegórico, los chamacos desfilaron;  me toco la organización de esto; la Reina era una muchacha de Santa Rosalía, no me acuerdo como se llama, con el tiempo me la encontré aquí en la técnica 10, trabajaba ahí de secretaria, no sé si estará todavía en la técnica 10, y resulta que era hija de un padrino mío,  de ahí de Santa Rosalía, de Don Panchito… yo no sabía,  hasta después, me dijo mi madre…  si conocía yo a mi padrino pero a los hijos de ella no, total que me la vine encontrando ahí mucho después, lupita, creo que se llamaba. [En Guerrero Negro] estuve un año no más, un año escolar…no hicimos posada, me vine yo para acá… llegó Santa Clós ahí, pero a cada quien  le llegó; [después] el día de las madres lo único que hicimos fue darles serenata, fue la primera serenata a las madres, con guitarra y todo, me invitó un muchacho, me dijo: oiga profe que le parece si le damos serenata a todas  la madres; como eran pocos… no era muy grande, nomás la calle, y luego los matrimonios que vivían en los departamentos que había, en los cuartos que había… sí, anduvimos ahí dando las mañanitas. [Finalmente] me tocó la clausura en junio… todo mundo pensaban que iba a regresar; [sin embargo]  yo por enfermedad no regresé; una enfermedad de los riñones, decían que por la sal, pero no… cálculos… pero no fue por eso, creo yó.
Treinta años después me invitaron otra vez a Guerrero Negro  a la escuela Amado Negro que así se llamaba la escuela…  así se llama, porque esa generación que iba a salir de sexto año,  iba a llevar mi nombre, me invitaron y fui… fueron autoridades de Santa Rosalía, por cierto que tomaron un video… “

Esta aclaración, es solamente una parte de la entrevista que posteriormente pretende convertirse en un texto de mayor tamaño, con el propósito de que esta historia personal, de Máximo Rubio Ruíz, como egresado de la Escuela Normal de La Paz, pudiera ser publicado en la serie editada por el Archivo Histórico Gilberto Ibarra Rivera (AHGIR) de la Benemérita Escuela Normal Urbana, ojalá se pueda… Aclarado.