viernes, 8 de junio de 2012

Texto con el que se participó en la 17ª. Jornada de Literatura Regional el 7 de junio de 2012


Las páginas culturales en el periódico El Sudcaliforniano, o la odisea de Robinson Crusoe

A partir del año 2006, comenzaron a aparecer de manera constante páginas culturales en el periódico El Sudcaliforniano. El origen de este logro es el producto por una mezcla de factores que pudo consolidar una actividad desdeñada por los medios impresos. Esta fórmula ha tenido éxito en El Sudcaliforniano, sin embargo, no es garantía para que funcione con otros medios locales.
Sabemos que las condiciones financieras regulan y determinan la continuidad de la gran mayoría de los proyectos culturales. En los periódicos locales no es la excepción. Todos los medios impresos de La Paz son un negocio que vende páginas de publicidad y si la cultura no genera dinero, entonces no es rentable mantenerla permanentemente. Muchos diarios locales han sobrevivido por décadas sin este tipo de publicaciones.
Para poder publicar páginas culturales sin generar costos se aceptó hacerlas los domingos, ya que son los días con menos publicidad. Para la edición tuve que aprender a usar programas como Photoshop y Corel de manera empírica. El hecho de haber sido corrector de estilo y después secretario de Redacción y editor de la sección de Agenda Empresarial me ayudó bastante. El trabajo de edición es realizado en mi casa. Una vez solucionados estos dos aspectos todo estaba listo para producir las páginas culturales.
Las primeras ediciones fueron un esfuerzo colectivo entre Brenda Covarrubias y yo. Después invité a dos destacados profesores de La Paz y les propuse un espacio para exponer sus trabajos; así que junto con los maestros Leonardo Reyes Silva y Eligio Moisés Coronado se continuó con el trabajo editorial.
Las páginas realizadas se describen a continuación.
El día primero de octubre de 2006 vio la luz Letras Vivas, el lado humano de la creación, una edición realizada por Brenda Covarrubias y un servidor. El trabajo duró un año (hasta el 21 de octubre de 2007) y acumuló 41 números publicados, primero semanalmente y después cada quince días.
En el 2008, el tres de febrero empezó a circular la página Raíces, un viaje por la cultura sudcaliforniana, escrita por el maestro Leonardo Reyes Silva y editada por mí. Cada quince días, los lectores dominicales conocían aspectos de la cultura sudcaliforniana, desde la época prehispánica hasta la actual. Fueron 24 número publicados ininterrumpidamente hasta el 21 de diciembre de 2008. De este trabajo, el maestro Reyes Silva editó posteriormente un libro con los temas publicados.
Desde el 4 de octubre de 2009 se publica quincenalmente La página del cronista de La Paz, escrita por el maestro Eligio Moisés Coronado y editada también por mí. En la primera época salieron 22 números (19 de diciembre de 2010). Posteriormente inició su segunda época el 17 de julio de 2011.
Relatos de la historia sudcaliforniana escrita por el maestro Leonardo Reyes Silva, y también editada por mí, comenzó a circular el 12 de julio de 2011 cada quince días.
De igual forma se han publicado esporádicamente otras páginas sobre el Día de Muertos (2 de noviembre de 2007, 2008, 2009 y 2011) y una página dedicada al Día del Niño (30 de abril de 2009).
Los trabajos señalados arriba se pueden encontrar en los siguientes blog: Letras Vivas, el lado humano de la creación http://letrasvivasbcs.blogspot.com/; Raíces, un viaje por la cultura sudcaliforniana http://unviajeporlaculturasudcaliforniana.blogspot.com/; La página del cronista de La Paz http://lapaginadelcronista.blogspot.com/; Relatos de la historia sudcaliforniana http://relatosdelahistoriasudcaliforniana.blogspot.com/; Ediciones especiales http://edicionesespecialesdelbaul.blogspot.com/.
Cabe destacar la invitación que hice a los editores de la revista Fátum para publicar una página cada domingo en el periódico. Los jóvenes universitarios enviaban su página formada a través del correo electrónico y se publicaba también los domingos. Por casi dos años se publico su trabajo.
Todo lo anterior, promovió el interés de otras personas por difundir sus trabajos a través del periódico. Por un corto periodo circularon las páginas de Bioética y Foto sensible.
Como se puede ver, el trabajo ha sido lento pero constante, poco pero bien cimentado. Esta actividad no me proporciona ningún beneficio económico, sin embargo me permite aportar algo a la comunidad que pagó mis estudios. De igual forma, rindo un tributo al doctor Paul de Wolf, mi querido maestro, que con su ejemplo me demostró que vale la pena trabajar por algo en lo que uno cree y sin esperar nada a cambio, únicamente la satisfacción del deber cumplido.
SOBRE EL NÁUFRAGO
El título de este trabajo hace referencia a la novela de Daniel Defoe, Robinson Crusoe, porque me pareció interesante hacer un símil entre lo que he realizado y la historia del náufrago.
La mayoría de las personas conocen esta interesante novela, ya sea que la leyeron, vieron alguna película o les han contado sobre ella. Robinson Crusoe por azares del destino naufragó en una isla desierta; sobrevivió solo por mucho tiempo; salvó a un caníbal y lo convirtió a imagen y semejanza suya; combatió contra amotinados; dejó los pilares para una nueva comunidad que con el tiempo nació, y al final murió viejo y tranquilo.
Cuando Crusoe llegó a la isla tuvo dos opciones: dejarse morir o tratar de sobrevivir. Bien pudo quedarse en una cueva y esperar su muerte, en vez de aventurarse a buscar alimento y refugio al interior de la isla. A pesar de la adversa situación decidió pelear y haciendo acopio de sus conocimientos y de las herramientas que la marea le trajo del naufragio, pudo sobrevivir. Claro que tuvo muchos fracasos, pero aprendió de ellos y siguió adelante. Se dio cuenta de que la isla poseía todo para poder sobrevivir, solo había que transformarlo. Sus pocas habilidades no fueron una limitante, al contrario supo sacarles provecho. Aprendió de sus errores y nunca perdió la fe.
Cuando llegué al periódico en el 2003 me sentí como Robinson Crusoe, y al igual que él tuve la opción de trabajar siempre en lo mismo, sin complicarme la vida. Pero decidí aventurarme más allá de los límites marcados. El Sudcaliforniano es mi isla, cuando “desembarqué” no tenía idea exacta de qué era la corrección de estilo, mucho menos cómo ser editor, sin embargo no quise dejarme morir en una cueva. Aprendí del mejor, lo imité, lo igualé, lo mejoré y después lo superé. Soy el “gobernador”, y sé que mi estancia es pasajera, pero he dejado una pequeña estructura que podrá ser permanente si se quiere.

Gerardo de Jesús Ceja García